La Iglesia Evangélica de Hermanos de Barakaldo vive enfocada en tres direcciones, para la gloria de Dios:
Iglesia Evangélica

Reunión Dominical
Domingo 11:00 a.m.
Oración
Miércoles 06:30 p.m.
Grupo de Mujeres
Primer sábado de cada mes.
Nuestra Misión
Miramos hacia fuera
Somos relevantes en nuestro entorno, implicados en las necesidades de nuestros vecinos. (Jn.13:29 y Col.4:5).
Miramos hacia dentro
Nos servimos unos a otros y nos edificamos unidos en amor. (Ef.4:15-16 y 1P.4:10)
Miramos hacia arriba
Clamamos a Dios, conscientes de que nuestra suficiencia está en Él. (Jer.33:3 y Sal.73:25)
Nuestra Declaración de Fe
Las Sagradas Escrituras
Un Solo Dios en Tres Personas
Dios creó todo por su poder y sabiduría (Gn.1:1-2:5, Sal.33:6-9, Jn.1:3, Hch.17:24-25), y Dios sustenta y lo ordena todo para su propia gloria (Col.1:15-17, He.1:1-3, Ef.1:11). Es Espíritu, y no una fuerza impersonal (Jn.4:24), y es distinto de los hombres (Sal.50:21, Is.55:8-9). No es posible representar al Dios vivo con imágenes, ni está permitido Ex.20:4-5, Sal.115:3-8, Is.42:8, Hch.17:29-30).
Jesucristo
En Él concurren dos naturalezas: la Divina, con todos sus atributos y la Humana en absoluta perfección, constituyendo una persona indivisible (Jn.1:1,14, Fil.2:6-8, Lc.1:35).
Él es único Sumo Sacerdote, intercesor, abogado por nosotros ante el Padre (He.3:1, 7:23-26, 9:24, 1ªJn.2:1-2), y el único Mediador entre Dios y el hombre (1ªTi.2:5). Esperamos su segunda venida personal, en poder y gloria (Hch.1:11, Mt.24:30).
El Espíritu Santo
Mora en cada creyente desde el mismo momento de la conversión (Ro.8:9, 1ªCo.6:19-20) Dándole el poder para vivir una vida de testimonio y servicio para el Señor (Hch.1:8), así como dones o capacidades espirituales para la edificación de la iglesia (1ªCo.12:4, 7-11).
El Hombre
La Salvación
La Iglesia
El Bautismo y la Cena del Señor
La Cena del Señor es un símbolo en recuerdo de Jesús (Lc.22:19). Es solamente para personas que ya son nacidas de nuevo.
La Vida Futura
Los que no creen son conscientes de su condenación después de la muerte física, y esperan la resurrección de los impíos para ser eternamente castigados (Lc.16:19-26, 2ªTs.1:7-9, Ap.20:11-15).